El botellón en mis tiempos,
era todo un derroche,
se hacía a media tarde,
no se salía por la noche.
Llegar sereno a casa.
Si notaban un traspiés,
podrías recibir una torta,
y te ponían del revés.
Sin recibir una paga,
andabas siempre a dos velas,
difícil emborracharse,
sin disponer de una pela.
Mingando alguna perra,
solo se podía comprar,
una simple gaseosa,
y para ya de contar.
Para díez, una de litro,
con una paja chupando,
no más de dos chupetazos,
los cuales se iban contando.
Chicas sin participar,
en aquellas reuniones.
Eso era impensable,
ante esas depravaciones.
Hubo una vez una fiesta,
que ya se salía del tiesto.
gaseosa vino y galletas,
fue de alto presupuesto.
Ahora es muy diferente,
forman un gran revuelo,
terminan al día siguiente,
todos pedos por el suelo.
Para no adquirir vicios,
nos decían las abuelas.
Mejor es que pases hambre,
y andes siempre a dos velas
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