Con sesenta años cumplidos,
se acaba de enamorar,
necesita unos retoques,
para no desentonar.
La muchacha es bonita,
está buena que revienta,
nada extraño a su edad,
no ha cumplido los treinta.
Se hace la cirugía,
alguna arruga se quita,
ahora viene adelgazar,
y que le baje la tripa.
Algunos retoques más,
y pulir otras cosillas,
otras las arreglara,
tomándose unas pastillas.
Se apunta al gimnasio,
quiere hacer hasta yoga,
renueva su vestidura,
necesita ir a la moda.
Con un trasplante de pelo,
se hace la manicura,
está como un adolescente,
una cosa de locura.
Cuando sale con ella,
se siente un privilegiado,
al verle sus conocidos,
por todos es envidiado.
Cariño, voy al gimnasio,
tu me puedes ayudar,
aconsejame el aparato,
que más debería de usar.
-No me importa el aparato,
sea negro o sea blanco,
para tenerme a tu lado,
usa el cajero del banco.
