Ella tiene un corazón,
de tamaño desmedido,
Se apiada de cualquiera,
ayuda al desfavorecido.
Al ver un joven pidiendo,
se le cae el alma al suelo,
Rápido se acerca a él,
para ofrecerle consuelo.
Un muchacho de tu edad,
debía estar en el tajo.
—Que más quisiera yo,
pero no tengo trabajo.
Estoy solo en el mundo,
y no tengo donde ir,
No tengo para comer,
ni ropa para vestir.
Acompáñame a casa,
que hoy tengo cocido,
YO te daré de comer,
y ropa de mi marido.
Le consulta al marido,
a ver qué le puede dar,
—Cosas que no me pongo,
o haya dejado de usar.
Coge le que te guste,
o lo que te venga en gana,
Después te das una ducha,
yo te espero en la cama.
Los sorprende el marido,
y le dice a la mujer,
creo que te estás pasando,
¡él solo venía a comer!..
—Tú me diste permiso,
ahora no pongas excusas,
Yo solo le estoy dando,
todo lo que tú no usas.