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jueves, 14 de diciembre de 2017

POBRE MUJER.

Encontré a la tía Antonia. 
en una piedra sentada,
con lágrimas en los ojos,
llorando desconsolada,

Pregunte por qué lloraba,
contestó muy afligida,
tropecé ,caí al suelo,
y se vertió la comida.

Le llevaba a mi marido,
unas sopitas calientes,
con unos trozos de pan,
pimentón y un poco aceite,

-Mujer, regresa al pueblo,
y prepara otra comida,
esto le pasa a cualquiera,
aquí no acaba la vida.

-Eso que tu me dices,
yo no lo puedo hacer,
en casa no queda nada,
 yo estoy aún sin comer.

-El caldo se derramo,
pero el pan ha quedado,
si llevas un poco vino,
lo tienes solucionado.

-No se me había ocurrido,
una cosa tan sencilla,
a el las sopas de vino,
le sientan de maravilla.

Comió las sopas de vino,
siguió arando contento,
la mujer regreso a casa,
tirando pedos al viento.






































































































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