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martes, 17 de octubre de 2017

ZUMO Y SAL

Allá por los cincuenta
me hicieron unas putadas,
de esas "simpáticas"
 que nunca son olvidadas.

Un día en la vendimia,
seis muchachas más granadas,
me pillaron como incauto,
y pague la novatada.

Me tumbaron boca arriba,
encima de unos serones,
me dejaron en pelotas,
esconden mis pantalones.

Unas sujetan mis brazos,
otras sujetan las piernas,
las otras dos se dedican,
a untarme las zonas tiernas.

Cogieron unos racimos,
 bien que los estrujaron,
me rebozaron de zumo,
 encima los restregaron.

Después fueron por sal,
 yo allí crucificado,
los huevos y el chorizo,
los pusieron bien salados.

Un chaval con trece años,
en un territorio hostil,
llorando desamparado,
no sabia ni que decir.

Allí estaban sus padres, 
me devolvieron la ropa 
hasta que no me lave,
estuve como una sopa.

Entre risas se lo pasan,
diciendo no pasa nada,
todos el primer día,
sufren esta novatada.

No estoy seguro de ello,
allí yo era un emigrante,
todos me dieron por culo,
por detrás y por delante

Resultado de imagen de antiguas mujeres vendimiadoras de la mancha













































































































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