GRANDES ESCOTES.

SE llevan grandes escotes,

algunos son de locura,

Están creando problemas,

 sobre todo a los curas.

Son tan provocativos,

difíciles de aguantar,
Los pechos son como presos,

que se quieren escapar.

Una va a confesar,

cuando el cura la mira,

Se dispara su escopeta,

se le va el punto de mira,

No te puedo confesar,

ni perdonar tus pecados
Ni usando una venda,

me sentiría concentrado.

Menos con tanto calor,

mejor vienes en invierno,

Quiero evitar tentaciones,

no quiero ir al infierno.

—Esos son problemas suyos,

que me importan un comino,

Como católica que soy,

tengo el derecho divino.

El derecho es divino,

 de locura el izquierdo,

  No me tientes más,

como sigas te los muerdo.

Enseñar tanta chicha,

esto es de locura,

Y la causa principal,

que pocos quieran ser cura.

LA MOVIDA NOCTURNA.

Dos novicias encerradas,

una tristeza de vida.

Una noche hacen novillos,

quieren ver que es la movida.

Se le paran los relojes,
no se acuerdan del convento,
A las seis de la mañana,
es la hora del recuento.

Es norma de la movida,

al poner el colofón
Enseñar a las novatas
los ritos de iniciación.

Muy asustadas las dos,

eso no lo habían pensado.

Las dos salen corriendo,

cada una por su lado.

A la puerta del convento,

se vuelven a juntar.

Lo normal en estos casos,

es ponerse a preguntar.

¿Cómo te fue Sor María?

No creo, hayas pecado.

Pues irías al infierno,

eso nunca es perdonado.

¡Tres veces pequé!

 Alego en mi defensa.

Él era un tío macizo,

yo una pobre indefensa.

¿Me contarás tú que haces?,

¿Ante estas situaciones?

Yo me subo el hábito,

si él baja los pantalones.

Eres una despistada,

seguro ni has estudiado.

Que una monja corre más,

con el hábito subido.

Que un hombre,
 con el pantalón bajado.