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viernes, 21 de abril de 2017

Nº 394 EL GORRIÓN.

En la calle lo encontré,
estaba a punto de morir,
yo le di calor y amor,
consiguió sobrevivir.

En una caja de zapatos,
con un calcetín usado,
le hice un bonito nido,
se encontró acomodado.

Con pienso de gatos,
le hacía la comida,
 le daba de comer,
 cinco veces al día.

Tal confianza cogió
que en la mesa se ponía,
se subía encima el plato,
y comía mi comida.

Un buen día se marchó,
pensé que no volvería,
yo le deje en la terraza,
un cacharro de comida.

Tres veces venía al día,
no se dejaba coger,
le gusto la libertad,
solo venía a comer.

Al fin todo se termina,
se adaptó a la libertad,
que seas feliz pajarito,
y logres vivir en paz.





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