Los abuelos nos contaban,
historias sobre los moros,
que estuvieron en el pueblo,
y escondieron sus tesoros.
Que todos eran Califas,
disfrutaban de placeres,
no tenían que trabajar,
y tenían cien mujeres.
Que adornaban con oro,
sus comidas favoritas,
así al ir a cagar,
le salían las pepitas.
Nunca las recogían,
por salir algo manchadas,
y las tiraban al río,
para que fueran lavadas.
Cuando en el rió te bañes,
si ves una pepita de oro,
procura seguir buscando,
y encontrarás un tesoro.
Si encuentras un montón,
ese es el gran tesoro,
el que dice la leyenda,
fue cagado por el moro.
Esto se lo creyó,
un muchacho muy borrico,
se tiró al lugar más hondo,
pensando en hacerse rico.
Nunca consiguió salir,
aún le siguen buscando,
como no sabía nadar,
seguro está buceando.
