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martes, 31 de octubre de 2017

NOCHE DE SANTOS.

El día de todos los Santos,
en mí pueblo era costumbre.
Tocar de noche  las campanas,
y hacer una buena lumbre.

Allí se asaban castañas,
también bebíamos vino,
algún chorizo también,
y un poco de tocino.

Era tarea de los mozos,
nos híbamos relevando.
Así podíamos estar,
toda la noche tocando.

Pero éramos muy pocos,
ejecutando ese curro,
A uno se ocurre decir,
esto es tarea de un burro.

La idea nos pareció,
como algo extraordinario.
Lo más difícil sería,
el subirlo al campanario.

Con unos litros de vino,
se asumió esa tarea,
al ser más burros que el burro,
lo subimos por la escalera.

Ya subido al campanario,
la cosa era complicada.
Como atarle los badajos,
para que el burro tocara.

Unos que si en las patas,
otros que si en  el rabo.
Otros en la cabeza,
o bien atarlos al nabo.

Probamos en esos sitios,
ninguno dio resultado.
El burro no se movía,
se quedaba muy parado.

Nos paramos a pensar,
y se ilumina una mente.
Seguro se mueve el burro,
con una burra caliente.

Corriendo a por la burra,
que pensó el iluminado.
 la situamos enfrente,
eso si dio resultado.

Atado un badajo a cada uno.
¡¡¡la que armamos madre mía!!!
Tocaron toda la noche,
la novena sinfonía.

Los difuntos despertaron,
no podían descansar
Salieron  de sus tumbas,
y se pusieron a bailar.

Resultado de imagen de hombres cargando con asnos

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