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jueves, 13 de septiembre de 2018

APARATO DEL DEMONIO

Estoy en el pueblo de vacaciones ,y  presencie una anécdota la cual vale para matar un poco la soledad y la monotonía de esta aldea, con solo trece habitantes mayores, a punto de ser un pueblo más a desaparecer.
Un joven tiene un móvil de ultima generación,esta enseñando fotografías y una mujer de la localidad  las mira fascinada y no puede creerse la bien que salen y pide si  la puede hacer alguna a ella, pero quiere salir muy guapa y más joven (está en la cuarta edad) .
Ella no tiene móvil, nunca lo uso.
Le hace una foto, al enseñarsela le muestra  una joven desnuda. La mujer se queda de piedra preguntando de quién es la foto.
¡Es suya,con dieciocho años!
 Pidió que la sacara joven y guapa y este móvil cumplió con la orden.
Sin fijarse si era de ella, salió corriendo hacía la iglesia sin mirar para atrás para rezar y que ese aparato del diablo fuera destruido.
No salió más de su casa hasta que el joven se fue del pueblo por miedo a ser fotografiada una vez más.
A pesar de explicarle que fue una broma, no se lo cree y dice que ese  aparato del demonio consiguió en un segundo lo que su marido jamás a visto en más de cincuenta años.


Nº 507 TOCINO Y VINO

Ochenta años,la abuela,
se mantenía con tocino,
unas patatas cocidas,
y unas pintas de vino.

Doce  hijos.cuatro abortos,
una cosa exagerada,
trabajó en el campo,
 jamás se puso mala.

Pesa cuarenta kilos,
va por agua a la fuente,
un caldero en cada mano,
es un caso sorprendente.

A pesar de todo esto,
la abuela va cantando,
con los  calderos bien llenos,
parece que va saltando.

Solo da los buenos días
no se entretiene en hablar,
dice que el día es corto,
y tiene que trabajar.

Un día le da un mareo,
al siguiente está peor,
no le queda más remedio,
que visitar al doctor.

Va montada en la burra,
no puede ir andando,
como pesa tan poquito,
está la lleva trotando.

La examina el doctor,
la encuentra desnutrida,
le manda  dieta severa,
y que cambie de comida.

No le hace ni caso,
sigue comiendo tocino,
piensa morir alegre,
bebe un poco más de vino.

Llegó a los noventa y cinco,
entonces una enormidad,
 con tocino y un tintorro,
se curo su enfermedad.


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