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viernes, 10 de marzo de 2017

ODIO INJUSTIFICADO.

Hechos reales.

A esa asquerosa familia,
ni la ayudes ni la hables,
ni tampoco a sus hijas,
que son igual que los padres.

Eso ocurría en mi aldea,
sin saber porque pasaba,
jamas hable a una chica,
y ella a mí me gustaba.

Encontré su lapicero,
 lo pensé un montón,
se lo devolví a esa chica,
 ella me llamó ladrón.

Tan grave acusación,
no la pude tolerar,
esperé encontrarla sola,
para poderla zurrar.

Un día lo conseguí,
ella terminó llorando,
pidió perdón entre lágrimas,
y termine perdonando.

Empezó nuestra amistad,
jugando a pelearnos,
ella se dejaba ganar,
y terminamos besándonos.

Emigre joven del pueblo,
había necesidades,
se acabaron las peleas,
 odios, amores y  amistades.

Ahora que somos abuelos,
yo la reté a una pelea,
no la quiso aceptar,
dice que está vieja y fea.

Ganarías como antes,
 yo terminaría debajo,
mi marido y tu mujer,
nos mandarían al carajo.


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