recuerda con ilusión,
Cuando con los dieciocho.
La llamaban el bombón.
Y los hombres se paraban,
alelados y mirones,
Y sus braguetas se hinchaban,
reventando los botones.
Hablando por lo bajini,
todo hombre comentaba,
Esa es una buena jaca,
feliz el que la montara.
Tan impresionante era,
que su hermosura asustaba,
Por miedo a ser rechazado,
nadie se le declaraba.
Van pasando los años,
y ella sigue esperando,
A ver si surge un valiente,
y de su mismo tamaño.
El tiempo nada perdona,
y casi sin darse cuenta,
De pesar ochenta kilos,
ya solo pesa cincuenta.
Y aquellos de su edad,
a los que impresionaba,
Están viejos y cascados,
y nadie le dice nada.
De que poco le valió,
el nacer tan guapetona,
Al final morirá virgen,
sola, triste y solterona.
Eran tiempos atrasados
Los hombres tenían complejos
Y no salían de caza
Sí, eran grandes los conejos
Yo también la conocí,
y jamás llegué a pensar,
Que una cosa tan hermosa,
se puede desperdiciar.