Ella mi jefa maciza,
yo, inmaduro veinteañero.
Me ponía muy caliente,
no se cortaba ni un pelo.
Casada hacía diez años,
con su marido enfermo.
Me ponía muy caliente,
no se cortaba ni un pelo.
Casada hacía diez años,
con su marido enfermo.
Siempre estaba diciendo,
yo me case con un muermo.
Con tantas insinuaciones,
Con tantas insinuaciones,
yo nunca me animaba.
Era un cándido pardillo,
Era un cándido pardillo,
y ella me impresionaba.
Cuando me pillaba solo,
para mí era un martirio.
Me abrazaba por detrás,
y me tocaba el pitillo.
Me abrazaba por detrás,
y me tocaba el pitillo.
Al tocarme me decía
te veo muy asustado.
Es seguro que eres virgen,
Es seguro que eres virgen,
y nunca la has estrenado.
Yo la miraba a escondidas,
y tanta carne veía.
En vez de ponerse gorda,
yo creo que se encogía.
y tanta carne veía.
En vez de ponerse gorda,
yo creo que se encogía.
Con veinte años entonces´
poco había yo mojado.
Tenía muchas corridas,
poco había yo mojado.
Tenía muchas corridas,
y sin haber toreado.
Tuve que salir corriendo,
de esa tía pechugona.
Y para no dejar rastro,
hasta cambié de patrona.
El acoso femenino,
nunca ha sido contemplado.
En baja proporción existe
casi nunca denunciado.
Y para no dejar rastro,
hasta cambié de patrona.
El acoso femenino,
nunca ha sido contemplado.
En baja proporción existe
casi nunca denunciado.