una simple medicina.
Allí por casualidad,
se encuentra con la vecina.
Están bien de salud,
a los dos les hace gracia.
Se ponen a comentar,
porque van a la farmacia.
Los dos necesitan calmantes,
fuertes de relajación.
Tienen el odio en el cuerpo,
por culpa de una traición,
Mi marido es un cabrón,
me pone muy bien los cuernos.
Le odio con toda mi alma,
sin calmantes yo no duermo,
A mí me pasa lo mismo,
me los pone la mujer,
Esto clama venganza,
lo pienso, no sé qué hacer.
Es la misma situación,
olvidemos la añoranza.
Vayamos a un hotel,
cumplamos con la venganza
Lógica proposición,
que se salve el que más pueda.
Que a ellos le den por culo,
paguemos con su moneda.
Han pasado veinte años´
al odio siguen tratando,
Esa enfermedad crónica,
la curan de vez en cuando.
al odio siguen tratando,
Esa enfermedad crónica,
la curan de vez en cuando.
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