En su luna de miel,
eligen el Vaticano.
Por ser un lugar sagrado,
y con más calor humano.
Su madre muy católica,
le pide un recordatorio.
Una cosa muy sencilla,
como cualquier abalorio.
Regresan y al recordarlo
Llega la gran cagada.
La madre está esperando.
y no le compraron nada.
Ahora te entrego el recuerdo,
es pequeño y muy discreto.
Antes tengo que ir al baño,
me está dando un aprieto.
Está meando y pensando,
que se le puede ocurrir.
Que regalarle a la madre,
y de ese apuro salir.
Pelos tiene de sobra,
Pelos tiene de sobra,
ellos valdrán de recuerdo.
Se arrancará unos pocos,
dirá que son de San Pedro.
Se los entrega a su madre,
que no llega a comprender.
De donde son esos los pelos,
¿ Para qué pueden valer?:
-Madre no seas inculta,
eso es un gran recuerdo.
Esos pelos pertenecen,
a los huevos de San Pedro,
-Perdón por mi ignorancia,
ahora lo entiendo mejor.
Si que huelen a pescado,
San Pedro fue pescador.
¡Que regalo tan sencillo!
para salir del apuro.
La madre toda contenta,
ella sin gastar un duro.
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