Recuerdo lo que me paso siendo niño, cuando uno se queda
dormido en cualquier sitio, sin importar cómo fuera la cama.
Al lado de la casa de mis padres existe una roca de unos tres
metros de altura, tiene en el centro un hueco en forma de bañera
yo subía allí a jugar cuando me encontraba solo.
Un atardecer me quedo dormido en el hueco de esa piedra,
llegó la noche y seguía dormido.
Mis padres alarmados pidieron ayuda al pueblo para ir en mí busca.
Mis padres alarmados pidieron ayuda al pueblo para ir en mí busca.
Se tocaban las campanas y se reunía el pueblo para casos especiales,
y este era uno de esos.
Todo el pueblo era solidario en estos casos.
Salen en mí busca, a unos metros el campo estaba sembrado de
cereales, ya muy altos, lo que dificulta mucho la búsqueda.
Aburridos regresan a sus casas sin encontrarme.
Me desperté cerca de la madrugada, mire a mí alrededor, me asuste
y entonces me di cuenta del tiempo que estuve dormido.
Corrí hacia mí, casa, mis padres tenían una vela encendida a la virgen
y estaban rezando.
El recibimiento fue especial. Dos buenas tortas en la cara, por parte de mí
madre, para que otra vez no me quedara dormido, y eso no volviera a
suceder.
Eso era como en la mili, primero el castigo, después las reclamaciones.
Lo curioso del caso es que pasaron dos veces delante a mi lado gritando mi nombre y
ellos no me vieron, ni yo me desperté ante sus voces y gritos
Como me gustaría ahora dormir así.
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