que siempre había pensado,
Que todo beso es igual
O alguno es pecado.
Decide ir a confesar,
los sitios que la han besado,
Así sabrá distinguir,
Sí, hay besos con pecado.
Padre, ¿Es un grave pecado?
Sí, me besan en la frente
—No se trata de un pecado, hija mía.
Eso es un beso indiferente.
¿Si me besan en la boca?
¿Llegando a morrear?
Eso no es pecado, hija mía,
¿Llegando a morrear?
Eso no es pecado, hija mía,
eso es un signo de amar.
¿Si me besan los pechos?
y me empiezan a sobar.
—Ahí tienes que poner cuidado,
casi empiezas a pecar.
¿Si me besan el ombligo?
lo chupan y me hacen cosquillas?
-Estás muy cerca del fuego,
cuidado con las cerillas.
A veces me dan besos
¿Si me besan los pechos?
y me empiezan a sobar.
—Ahí tienes que poner cuidado,
casi empiezas a pecar.
¿Si me besan el ombligo?
lo chupan y me hacen cosquillas?
-Estás muy cerca del fuego,
cuidado con las cerillas.
A veces me dan besos
pero toman carrerilla.
Y no paran de besar
que llegan a la rodilla.
Hija, no me cuentes más,
y menos de esta manera,
No hay hombre en este mundo,
que no salte esa barrera.
Del ombligo a la rodilla,
hay una cosa primero,
-Si quieres lo llamaremos,
el descanso del guerrero.
Nunca me dejo besar,
en lugar tan atrevido,
Dejo que pongan los huevos,
como si fuera su nido.
Hija, no me cuentes más,
y menos de esta manera,
No hay hombre en este mundo,
que no salte esa barrera.
Del ombligo a la rodilla,
hay una cosa primero,
-Si quieres lo llamaremos,
el descanso del guerrero.
Nunca me dejo besar,
en lugar tan atrevido,
Dejo que pongan los huevos,
como si fuera su nido.
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