Esto es a grandes rasgos.
La crónica de una pelea.
De muchachos del cuarenta.
En las riberas del río Tera.
Cada pueblo en un lado
burros y muy poco cultos.
Lo que se nos daba bien,
era lanzarnos insultos.
A su familia y demás,
todas iban conjuntadas.
Al terminar los insultos,
empezaban las pedradas.
Se proclamaba perdedor,
el grupo que abandonaba.
También sí, uno en la pelea
recibía una pedrada.
En la segunda pelea,
era ya un poco más fina.
No usábamos la mano
No usábamos la mano
era con el tirachinas.
En la tercera pelea,
el método más avanzado
Ya usábamos la honda,
era el más sofisticado.
Un ángel nos protegía
quizás teníamos suerte.
Lanzar una piedra con honda.
Puede causar una la muerte.
Con esas piedras redondas,
de los márgenes del río.
Se lanzaban tan fuerte,
que producen hasta ruido.
Los padres lo toleraban.
Y llegaban a decir.
Son peleas de muchachos,
se tienen que divertir.
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