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miércoles, 23 de enero de 2019

LA PILLA HUEVOS.




Esa generación del cuarenta,
qué vemos tantos avances.
Hoy les hablaré de uno,
que nos produjo percances.

Los pantalones antiguos,
todos tenían botones.
Sale otra novedad,
que nos toca los cojones.

La sencilla cremallera,
al no estar acostumbrados.
 Que al subirla con prisas,
a muchos dejó capados.

No cerrar un botón,
se notaba muy poquito,
En verano venía bien,
 refrescaba al pajarito.

En invierno era difícil,
casi nunca se olvidaba.
Si no se cerraba bien,
el pájaro se resfriaba.

Le ponen la cremallera,
 nos surge el gran problema.
Te podías pillar un huevo,
 hasta romperte la yema.

Si salías a la calle,
la cremallera bajada.
Ese clamoroso fallo,
la mujer lo detectaba.

Te ponías colorado,
al contemplar su sonrisa.
Subías la cremallera,
rápido con mucha prisa.

Te pillaba un huevo,
soltando un gran alarido.
Oías decir a la gente,
¡ese va pedo perdido!.

De esa generación,
pocos están tatuados.
Nos llegaba con tener,
los pinreles señalados.




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