un domingo en plena misa,
se puso una de parto.
El niño nació deprisa.
En la pila del bautismo
le lavaron de momento.
Era el agua más cercana
al lugar del nacimiento.
Pensaron en un milagro
que todo iba a cambiar.
Él sería el elegido
que le daría la señal.
Se crio muy apartado
de los chichos y las chicas.
Era demasiado guapo.
Le tildaron de marica.
Le tocó a la legión
el servicio militar.
Todos y todas pensaron:
-Allí le van a cambiar.
Regresó de la mili.
En algo había cambiado.
Se dejó crecer la barba
pero seguía afeminado.
Se dedicó a la costura.
Nadie lo podía creer.
Especialista en sostenes
y prendas de la mujer.
Era tan perfeccionista
para tomar las medidas
que tenía que pedir turno
una mujer cada día.
Empiezan a nacer niños
sin saber quién los fabrica.
Coinciden todos mucho
con el perfil del marica.
Los hombres se mosquean
que algo está pasando.
Las mujeres comentan:
-¡Esta es la era del cambio!
Murió joven y agotado.
Comentan que chuchurrido.
Siempre pendiente del tajo
y cumplir con lo pedido.
Desfiló una multitud
cuando le estaban velando.
Ellos le enseñan el dedo,
ellas desfilan llorando.
Analizando su historia,
el misterio se complica.
Para unos fue un machote,
para otros un marica.
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