ya no sabía qué hacer.
Cada vez que la pillaba,
le regaña la mujer.
La verdad no era listo,
más bien era tontorrón.
El vino y la taberna,
era su gran afición.
Su mujer lo castigaba,
Él andaba muy frustrado.
Andaba falto de sexo,
le tenía racionado.
Esa noche entró en casa,
Vestido se acostó.
Todo lo hizo a oscuras,
La mujer ni se enteró.
Le dice a la mujer,
a la hora de almorzar.
Qué dulce estuviste anoche,
que te dejaste tocar.
Que estuvieras en pelotas,
no lo podía imaginar.
Y que tu macizo cuerpo,
lo pudiera magrear.
Que te hicieras la dormida,
para mí fue lo mejor.
Y que dieras gruñidos,
cuando te hacía el amor.
Estabas desconocida,
mi querida Esmeralda.
Pero estarías más suave.
Si te afeitaras la espalda.
-No estuve cariñosa,
ni me hice la dormida.
Tú eres un gilipollas,
Eso es una gran mentira.
Eres un borrachuzo
con la que traías encima.
Te equivocaste de puerta
Te fuiste con la gorrina.
Fácil que esto pasara,
No se lo tomen a guasa.
Animales y personas.
Vivian en la misma casa.
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