A veces surgen amores,
de una manera absurda,
Es el que siente este hombre,
tiene pasión por su burra.
Era su ojo derecho,
se hacía de querer,
ÉL hombre la había criado,
su madre murió al nacer.
Ella le correspondía,
en la cuadra rebuznaba,
Se restregaba sobre él,
pedía que la rascara.
Fue su medio de transporte,
siempre callada y sumisa,
Se ponía de rodillas,
cuando él asistía a misa.
La mujer sentía celos,
de ese amor incomprendido,
Que a veces llego a decir,
¡¡Vaya mierda de marido!!
Se fueron distanciando,
hasta llegar a enviudar,
Solo le queda la burra,
en quien poderse apoyar.
Llego ese fatídico día,
que a todos nos va a llegar,
La burra estiró la pata,
sin poderlo remediar.
El hombre se encontró solo,
sin nada que compartir,
Esperando la muerte,
ya no quería vivir.
Se apagó lentamente,
como una vela encendida,
Pidió que le enterraran,
junto al amor de su vida.
FIN
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