su obsesión, las mujeres,
La última es muy joven,
no cumple con sus deberes.
Ahora las buscan jóvenes,
dicen que no pasa nada,
Pero él al ser mayor,
su pólvora está mojada.
En su consulta al Urólogo,
le cuenta toda su pena,
Que ya poco puede hacer,
y su mujer está buena.
Comprueba su edad,
ve que está muy cascado,
La siguiente pregunta,
a ver en qué ha trabajado.
—Mi oficio fue peligroso,
a pesar de ser un técnico,
Siempre trabajé con pólvora,
El oficio, pirotécnico.
-Eso tiene su lógica,
adelantaremos mucho,
La naturaleza es sabia,
lo explicaré con cartuchos.
La vida sexual, 50 años,
Con dos cartuchos por día,
Seguro que ya gasto,
los que le correspondía.
El hombre hace sus cuentas,
por encima, mentalmente,
Calcula que le quedan,
un montón de remanente.
-Doctor, no estoy de acuerdo,
después del cálculo echado,
Aún me quedan un porrón,
no creo haberlos gastado.
Solo contaste los buenos,
un error del ser humano,
siempre se olvida contar,
los que explotan en la mano
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