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viernes, 8 de abril de 2016

AL INFIERNO POR UN PEDO.
















Tengo infinidad de anécdotas
que vienen a mi memoria,
Motivo de una de ellas,
es escribir esta historia.

Monaguillo en los cincuenta,
no podía faltar a misa.
El cura me dio una torta,
por soltar una sonrisa.

Era el Domingo de Ramos,
es un domingo especial.
Había que estar en silencio,
un silencio sin igual.

Las mujeres cerca del cura,
pañuelos y velos puestos.
Los hombres al final,
no podían estar revueltos.

Primera fila las niñas,
segunda van las solteras.
Tercera están las casadas,
en la cuarta las abuelas.

El cura pide silencio,
rezos y arrepentimientos.
En la cuarta se oye un pedo.
Que mueve hasta los cimientos.

Imposible contenerme,

 suelto una risotada.
El cura me mira serio,
me atiza una bofetada

Todo el mundo se sonríe,

 todos miran al suelo.
La única que está seria,
es la abuela del pañuelo.

La pobre se delató,

por tirar un pedo al viento.
Se pone a pedir perdón,
 cara de arrepentimiento.

A mí me costó una torta,

ella fue excomulgada.
¡Arderás en el infierno!
por hacer esa guarrada!

Eso se lo dijo el cura,

que lo tuviera presente.
Fue demasiado castigo,
por contaminación de ambiente.


.









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