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domingo, 27 de enero de 2019

ILUSIONES ROTAS.


Me presentan en bandeja 
una chica pueblerina.
A pesar de ser paleta,
era de canela fina.

Nueva es en Madrid,
y no tiene compañía.
Está demasiado triste,
solitaria y aburrida.

Yo me pongo muy feliz,
más feliz que un enano.
Me la llevo al baile,
bien cogida de la mano.

Todo está perfecto,
y salimos a bailar.
La chica se aprieta bien,
 yo empiezo a soñar.

Sobra la conversación,
no hace falta para soñar.
Es suficiente motivo,
que ella se deje apretar.

Ilusiones concebidas
se pueden venir abajo.
Culpable un paisano suyo
Y todo se va al carajo.

-Préstamela durante un momento.
Somos del mismo pueblo.
Al finalizar un baile,
rápido te la devuelvo.

Nunca termino ese baile,
todavía estoy esperando.
La cogería en sus brazos,
y se la llevó volando.

Me quedo como un pardillo,
sin saber reaccionar.
Sigo esperando por ella,
para volver a bailar.

Me recordó la niñez,
que tenía una golosina.
 Me la birlo en un descuido.
El niño de la vecina.

Me ocurrió de verdad
esto no es fantasía.
Se la llevo calentita.
¿Qué mala suerte la mía?








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