Al pasar frente a la escuela,
me vuelven a resurgir.
Las fatigas que pasé,
para aprender a escribir.
Con una simple pizarra,
me tenía que apañar.
Pizarrín para escribir,
un trapo para borrar.
No usaba cuaderno,
ni un simple lapicero
Era una época mala
me lleno de frustraciones.
Al mojarla en el tintero,
me llenaba de manchones.
Tuve una enciclopedia,
en la que pude estudiar.
Salí pronto de la escuela,
no la pude terminar.
Como sabía sumar
ya tenía suficiente.
ya tenía suficiente.
Me llevaron a un comercio,
como simple dependiente.
La maestra. Un sargento,
siempre estaba armada.
Unas veces con la regla,
otras veces con la vara.
Ella en la escuela.
El cura en la religión.
Los padres siempre decían,
ellos tienen la razón.
Tenía que estar atento,
tenerla siempre contenta.
Decían en esos tiempos
la letra con sangre entra.
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