Esos amores de aldea,
costaba mucho encontrar.
Se tardaba mucho tiempo,
para llevarla al pajar.
Había poco surtido,
en todo había carencia.
No se usaba el reloj,
se tomaba con paciencia.
en todo había carencia.
No se usaba el reloj,
se tomaba con paciencia.
Así pasaban los años,
y sin cazar una pieza.
Eso llega a obsesionar
y da dolor de cabeza.
Tanto tiempo buscando,
enorme tiempo perdido,
Al fin encuentra una pieza
y puede soltar un tiro.
Calculó el sitio ideal,
para poderlo soltar.
Una noche le propuso,
una cita en el pajar.
Era un lugar apartado,
con la paja bien trillada.
Con un haz de paja larga,
que le valía de almohada.
Al empezar la función,
no lo podía creer.
La chica pegó un salto,
escapó a todo correr.
Tardo algo en reaccionar,
con el pantalón bajado.
Salió corriendo tras ella,
haber que había pasado.
-Mejor me miras el culo,
me acaba de pinchar
Esa puñetera aguja,
que se perdió en el pajar.
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