Difíciles amoríos.
Llevar la moza al pajar
podía meterte en un lío.
¡Maruja! Ven al pajar,
y verás cuanto te amo,
Solo te quiero besar,
y meter un poco mano.
Espera allí más tarde,
cuando sale la lechuza,
Ahora hay mucha luz,
nos critica la gentuza.
Allí esperando escondido
En aquella leonera
A que se volviera oscuro
para que nadie los viera.
Oscurece en el pajar,
esperando ese momento,
Entró una figura negra,
parecía un esperpento.
¡Soy la abuela de Maruja!
Me lo acaba de contar,
Ella no puede venir,
la vengo a reemplazar.
Como no aceptes, me chivo,
aunque te lleves un chasco,
Treinta años llevo viuda,
necesito un desatasco.
Ayúdame a desnudar,
Tienes varias soluciones
oh bien me lo haces vestida
oh desabrochas botones,
Cinco chambras, tres camisas,
diez faldones, un refajo,
Tres horas para desnudarla
y trabajando a destajo.
Ahora que estoy desnuda
Observa la mercancía
A pesar de ser abuela
no estoy muerta todavía.
Asustado, empezó a tocar
Todo lo encontraba lacio.
La abuela le decía
Mejor tócalo despacio.
Si no disfrutas tocando
como no lo puedes ver.
Puedes bajar al pilón
así lo podrás oler.
Cumpliendo sus órdenes
y nada más empezar.
Le tiemblan las piernas
y se empieza a marear.
Se cayó redondo al suelo,
allí quede desmayado,
Esa abuela no sabía,
que tenía alergia al pescado.
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