-Hijo mío puedes venir,
ya que pones tanto empeño,
Las cosas se aprenden bien,
si se empieza de pequeño.
Hay que aprender mucho,
no es cosa tan sencilla,
Y menos cuando se trata,
de comprar una novilla.
El padre empieza a mirar,
su buen lustre y estatura,
Ve una que le gusta,
revisa su dentadura.
Da palmadas en su lomo,
Ver si es brava o inquieta,
Le toca bien la barriga,
le soba bien las tetas.
El niño está asombrado,
no dice una palabra,
Eso ya lo ha visto hacer,
se ha quedado sin habla.
-Puedes dar tu opinión,
al menos si te ha gustado,
No has abierto la boca,
te veo como atontado.
Eso se lo hace el novio,
a tu hija en el pajar,
No tiene ni una perra
y no la piensa comprar.
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