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jueves, 19 de septiembre de 2019

GUISOS ANTIGUOS.



Nunca hubiera imaginado,
que siempre me acordaría.
De los guisos de mí madre,
a la hora de la comida.

Pongo la televisión,
veo, cocinas impresionantes.
Con cincuenta mil cacharros,
lo que no tenían antes.

Miro los cocineros,
todos vestidos de gala.
Esos nunca trabajaron,
con un pico ni una pala.

No era buena cocinara,
improvisación si tenía.
Al carecer de productos,
al preparar la comida.

Con una lumbre en el suelo,
un pote allí arrimado.
Valía para hacer un cocido,
un frito o un guisado

Primero la echaba agua,
que se fuera calentando.
Luego añadía a ese pote,
aquello que iba pillando.

Daba igual unos garbanzos,
que judías o lentejas.
Su comida salia buena.
ella no admitía quejas.

Si algo quedaba duro,
nunca se iba a tirar.
Seguía arrimado a la lumbre,
valía para cenar.

Si ahora viera estas platos
dicen de comida fina.
Es seguro que diría,
eso es mierda de gallina

Con esos platos tan grandes,
con porciones tan pequeñas.
Mandaría a los cocineros,
que fueran a partir leña.

A lo mujeres de antes,
yo les rindo un homenaje.
Criaban a muchos hijos,
con guisados y potaje.

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