Vendí miel a domicilio.
Oficio desaparecido.
Ahora recordando aquello,
fue la mar de divertido.
Señora compré, está miel.
Es miel de Guadalajara,
Una de flor de romero,
otra de flor de la jara.
Así de puerta en puerta,
ofreciendo mercancía.
Dándole miel a probar,
para endulzarles la vida.
Señora, chupe despacio,
saboree el contenido.
Esto la pondrá muy dulce,
cuando regrese el marido.
Se juntaban las vecinas,
todas querían probar.
Como la prueba era gratis,
todas querían chupar.
Alguna venta hacía,
allá de vez en cuando.
Ganaba poco dinero,
solo para ir tirando.
La experiencia fue corta,
no me comía dos roscas.
Pero andaba acompañado,
por unos miles de moscas.
Pero alguna conocí,
que me llegó a insinuar.
Que estaba muy amargada,
sí, la podría endulzar.
La tentación era grande
y más en la soltería.
Para una vez que peque
Me robaron la mercancía.
El negocio no era bueno,
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