había mucha creencia.
En brujas y curanderos,
más que en médicos y ciencia.
La madrina de mi madre,
curaba todos los males.
Igual que fueran personas,
también a los animales.
Casi de la familia,
a mí me quería mucho.
Mi medico de cabecera,
si me ponía pachucho.
Una vez cogí un catarro,
de esos de campeonato,
Con manteca miel y vino,
me lo curo en un rato.
Echaba males de ojo,
deshacía entuertos.
Decían que a veces,
resucitaba a los muertos.
Ponía velas al cristo,
En brujas y curanderos,
más que en médicos y ciencia.
La madrina de mi madre,
curaba todos los males.
Igual que fueran personas,
también a los animales.
Casi de la familia,
a mí me quería mucho.
Mi medico de cabecera,
si me ponía pachucho.
Una vez cogí un catarro,
de esos de campeonato,
Con manteca miel y vino,
me lo curo en un rato.
Echaba males de ojo,
deshacía entuertos.
Decían que a veces,
resucitaba a los muertos.
Ponía velas al cristo,
espantaba al demonio.
Si una oveja se perdía,
le rezaba a San Antonio.
Al casarse una moza,
si fue algo alocada.
Por una tripa de chorizos,
ella todo lo arreglaba.
Esa singular mujer,
ni era bruja, Ni era nada,
Estaba como una cabra,
pero un poco más chalada.
En los tiempos actuales,
ya no existen esas brujas.
Están reemplazadas,
por cotillas y marujas.
Si una oveja se perdía,
le rezaba a San Antonio.
Al casarse una moza,
si fue algo alocada.
Por una tripa de chorizos,
ella todo lo arreglaba.
Esa singular mujer,
ni era bruja, Ni era nada,
Estaba como una cabra,
pero un poco más chalada.
En los tiempos actuales,
ya no existen esas brujas.
Están reemplazadas,
por cotillas y marujas.
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