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viernes, 15 de septiembre de 2017

CUATRO VIUDAS.




En un bonito atardecer,
en que estaba paseando,
Encontré a cuatro viudas,
que se encontraban rezando.

Me pareció algo insólito,
 una escena muy tierna,
  En una plaza de pueblo
al pie de una cruz de piedra.

Quedé perplejo mirando,
quizás un poco aturdido.
 Se me ocurre preguntar.
¿Se acuerdan de sus maridos?

Como ves vamos de luto,
por las tardes nos juntamos,
Dedicamos unos rezos,
 así nos desahogamos.

Yo rezo porque era bueno,
era un ser sensacional,
Desde que él se murió,
lo estoy pasando fatal.

El mío era diferente,
era un cínico y un chulo,
Rezo que esté en el infierno,
por mí que le den por culo.

Yo tengo otras plegarias,
era una causa perdida.
Rezo que muera pronto,
la que tenía por querida.

Yo rezo por estar libre,
el mío se emborrachaba,
  Cuando se ponía pedo,
encima me apaleaba.

Son cuatro grandes mujeres,
cristianas y muy creyentes,
Cada una dedica el rezo,
por causas muy diferentes.

Viudas, rezos, plaza, y cruz,
las contemplo cada día,
Lo que piden en sus rezos,
eso es pura fantasía.

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